El Dr. Antonio Castillo, investigador de la Facultad de Química y Biología, lideró el desarrollo de una formulación basada en bacteriófagos líticos, para controlar las infecciones causadas por el patógeno Pseudomonas syringae en plantaciones de cerezos y tomates. La iniciativa contó con la colaboración de la empresa Bio insumos Nativa y Fundación COPEC-UC, y fue apoyada por la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación, a través de la Dirección de Gestión Tecnológica.
Con la presentación de los avances y resultados obtenidos, el martes 15 de abril se realizó el evento de cierre del proyecto FONDEF “Desarrollo de un nuevo bactericida basado en bacteriófagos líticos para el control biológico del cáncer bacteriano en cerezos y la peca bacteriana en tomates, enfermedades causadas por Pseudomonas syringae”.
La iniciativa fue liderada por el Dr. Antonio Castillo Nara, académico de la Facultad de Química y Biología, junto a la Dra. Andrea Mahn Osses, académica y Decana (s) de la Facultad de Ingeniería, quien se desempeñó como Directora Alterna del proyecto.
El desarrollo fue posible gracias a la colaboración de la empresa Bio Insumos Nativa y Fundación COPEC-UC, y el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación (Vriic), a través de su Dirección de Gestión Tecnológica (DGT).
Problemática actual
Durante la actividad, el Dr. Castillo expuso los principales aspectos de este proyecto de I+D, orientado a desarrollar una solución de bajo impacto ambiental mediante bacteriófagos líticos, con el fin de controlar las infecciones provocadas por el patógeno Pseudomonas syringae en cultivos agrícolas.
Según explicó, una de las enfermedades más dañinas causadas por esta bacteria es el cáncer bacteriano del cerezo, que “ataca los tejidos conductores del árbol, provocando su deterioro y, eventualmente, su muerte”, dijo. El impacto es significativo, generando una reducción de la producción anual de hasta un 20% en árboles adultos, y de un 40% en ejemplares más jóvenes.
A pesar de los esfuerzos del sector agrícola por contener esta amenaza utilizando antibióticos y productos con compuestos de cobre, dichos métodos han demostrado ser insuficientes.
“Uno de los principales problemas es la aparición de cepas resistentes, tanto a los antibióticos como a los compuestos de cobre, el cual además puede contaminar los suelos y resultar tóxico para las personas”, señaló el investigador.
Principales resultados obtenidos
Para dar una solución más efectiva y a la vez inocua para el medioambiente, el equipo de investigación desarrolló y validó una formulación de un bactericida, cuyo principio activo es una mezcla de siete bacteriófagos líticos microencapsulados, que demostraron alta eficacia tanto, en pruebas de laboratorio como en ensayos de campo.
El Dr. Castillo explicó que estos bacteriófagos o fagos —partículas virales que infectan y destruyen bacterias— lograron superar los mecanismos de resistencia de Pseudomonas syringae. “Ya caracterizamos y aplicamos en campo siete fagos distintos, con resultados muy positivos”, destacó.
Además, la tecnología de microencapsulación aplicada protege a los bacteriófagos frente a condiciones adversas del ambiente, como altas temperaturas y radiación UV, que tienden a su inactivación. “Este proceso también permite una liberación lenta y prolongada sobre la superficie del vegetal, asegurando un efecto bactericida sostenido tras su aplicación”, añadió.
Al concluir su intervención, el investigador subrayó que “con los resultados obtenidos, estamos alcanzando una escala de madurez tecnológica cercana a un TRL 4. Por ello, buscamos avanzar hacia una segunda etapa que nos permita seguir desarrollando esta solución”.
Autora: Paola Armijo León
Fotografía: Comunicaciones VRIIC
Tags: Investigación Aplicada
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